Precalienta el horno a 200 ºC con calor arriba y abajo bien y sécalas con un papel de cocina.
Coge una bandeja para horno, pon una hoja de papel vegetal y cubre toda la base con sal gorda. No hará falta poner sal a las sardinas, al cubrir la base de la bandeja con sal, aparte de evitar que salgan los olores, ya se da el punto de sal al pescado. Así pues, este es el segundo truco para conseguir asar sardinas sin olores.
Coloca las sardinas en la bandeja, una al lado de la otra. Puedes ponerlas bien juntas, pero sin que queden una encima de la otra para que se cocinen bien. Pon un poco más de sal por encima de las sardinas. Hornea las sardinas colocando la bandeja en el centro del horno. Mantén la temperatura y cocínalas durante 15-20 minutos, aunque el tiempo dependerá de cada horno, puesto que algunos tienen mayor potencia que otros. El tamaño de las sardinas también influye en el tiempo final de cocción.
Cuando lleven unos 15 minutos, para ver si las sardinas están listas coge una de ellas y comprueba si la piel se desprende fácilmente. Si es así, quiere decir que están hechas. Han de quedar jugosas por dentro, por ello es importante comprobar la cocción a partir de los 15 minutos, no más tarde. No obstante, si te gustan más hechas puedes dejarlas unos minutos más. El último truco para que no huelan las sardinas es para el horno. Cuando retires las sardinas del horno, ten preparada una bandeja apta para horno con agua caliente y un chorro de vinagre, déjala 5 minutos con el horno encendido, apaga y déjala un rato dentro. ¡Y listo! Ya puedes disfrutar de esta receta de sardinas al horno, ¡y sin olores!
Puedes servir las sardinas al horno con limón dejando caer un poco de jugo sobre ellas, ¡quedarán deliciosas.